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Sagot :
Resumen en español del cuento de "Pinocho" - Autor: Carlo
Collodi
Érase una vez, en una vieja carpintería, un señor amable y simpático, llamado Geppeto, que había terminado un día más de trabajo, dando los últimos retoques de pintura a un muñeco de madera que había construído ese día. Al mirarlo, pensó: ¡qué bonito me ha quedado! Y como el muñeco había sido hecho de madera de pino, Geppetto decidió llamarlo Pinocho.
Aquella noche, Geppeto se fue a dormir deseando que su muñeco fuese un niño de verdad. Siempre había deseado tener un hijo. Y al encontrarse profundamente dormido, llegó un hada buena y viendo a Pinocho tan bonito, quiso premiar al buen carpintero, dándole vida al muñeco con su varita mágica.
Al día siguiente, cuando se despertó, Geppetto no podía darle crédito a sus ojos. Pinocho se movía, caminaba, se reía y hablaba como un niño de verdad, para alegría del viejo carpintero.
Feliz y muy satisfecho, Geppeto mandó a Pinocho a la escuela, porque quería que fuese un niño muy listo y que aprendiera muchas cosas. Le acompañó su amigo Pepito Grillo, el consejero que le había dado el hada buena.
Pero, en el camino del colegio, Pinocho se hizo amigo de dos niños muy malos, siguiendo sus travesuras, e ignorando los consejos del grillito. En lugar de ir a la escuela, Pinocho decidió seguir a sus nuevos amigos, buscando aventuras no muy buenas. Al ver esta situación, el hada le puso un hechizo a Pinocho.
Por no ir a la escuela, le puso dos orejas de burro, y por portarse mal, cada vez que decía una mentira, le crecía la nariz poniéndose colorada.
Pinocho acabó reconociendo que no había sido un buen niño y arrepentido decidió buscar a Geppetto.
Se enteró entonces que Geppeto, al salir en su busca por el mar, había sido tragado por una enorme ballena.
Pinocho, con la ayuda del grillito, se fue a la mar para rescatar al pobre viejecito.
Cuando Pinocho estuvo frente a la ballena le pidió que le devolviese a su papá, pero la ballena abrió muy grande su boca y se lo tragó a él también
Dentro del estómago de la ballena, Geppetto y Pinocho se reencontraron y se pusieran a pensar cómo salir de allí. Gracias a Pepito Grillo encontraron una salida. Hicieron una fogata. El fuego hizo estornudar a la enorme ballena, y la balsa salió volando con sus tres tripulantes. Todos se habían salvado.
Pinocho volvió a casa y al colegio, y a partir de ese día siempre se comportaba bien. Y en recompensa de su bondad el hada buena lo convirtió en un niño de carne y hueso, y fueron muy felices para siempre.
Érase una vez, en una vieja carpintería, un señor amable y simpático, llamado Geppeto, que había terminado un día más de trabajo, dando los últimos retoques de pintura a un muñeco de madera que había construído ese día. Al mirarlo, pensó: ¡qué bonito me ha quedado! Y como el muñeco había sido hecho de madera de pino, Geppetto decidió llamarlo Pinocho.
Aquella noche, Geppeto se fue a dormir deseando que su muñeco fuese un niño de verdad. Siempre había deseado tener un hijo. Y al encontrarse profundamente dormido, llegó un hada buena y viendo a Pinocho tan bonito, quiso premiar al buen carpintero, dándole vida al muñeco con su varita mágica.
Al día siguiente, cuando se despertó, Geppetto no podía darle crédito a sus ojos. Pinocho se movía, caminaba, se reía y hablaba como un niño de verdad, para alegría del viejo carpintero.
Feliz y muy satisfecho, Geppeto mandó a Pinocho a la escuela, porque quería que fuese un niño muy listo y que aprendiera muchas cosas. Le acompañó su amigo Pepito Grillo, el consejero que le había dado el hada buena.
Pero, en el camino del colegio, Pinocho se hizo amigo de dos niños muy malos, siguiendo sus travesuras, e ignorando los consejos del grillito. En lugar de ir a la escuela, Pinocho decidió seguir a sus nuevos amigos, buscando aventuras no muy buenas. Al ver esta situación, el hada le puso un hechizo a Pinocho.
Por no ir a la escuela, le puso dos orejas de burro, y por portarse mal, cada vez que decía una mentira, le crecía la nariz poniéndose colorada.
Pinocho acabó reconociendo que no había sido un buen niño y arrepentido decidió buscar a Geppetto.
Se enteró entonces que Geppeto, al salir en su busca por el mar, había sido tragado por una enorme ballena.
Pinocho, con la ayuda del grillito, se fue a la mar para rescatar al pobre viejecito.
Cuando Pinocho estuvo frente a la ballena le pidió que le devolviese a su papá, pero la ballena abrió muy grande su boca y se lo tragó a él también
Dentro del estómago de la ballena, Geppetto y Pinocho se reencontraron y se pusieran a pensar cómo salir de allí. Gracias a Pepito Grillo encontraron una salida. Hicieron una fogata. El fuego hizo estornudar a la enorme ballena, y la balsa salió volando con sus tres tripulantes. Todos se habían salvado.
Pinocho volvió a casa y al colegio, y a partir de ese día siempre se comportaba bien. Y en recompensa de su bondad el hada buena lo convirtió en un niño de carne y hueso, y fueron muy felices para siempre.
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