Querido Juan,
te escribo hoy esta letra, aunque sé que hace mucho que tendría que haberlo hecho. Pero espero que comprenderás que en tiempos de guerra, no se pueden enviar o escribir cartas cada día.
Juan, mi amor, te extraño terriblemente y espero ansiadamente el día en el que te volveré a ver. Cada día, cada noche, cada hora, cada minuto y cada segundo que pasa no puedo si no pensar en ti y en tu sonrisa. Tu boca y tu mirada. Imaginarme, acordarme de todos esos momentos de alegría y gozo que pasamos juntos. Me hacía sentir amada, bella y protegida. Y hoy aún cuando pienso en ti, no puedo si no sentirme especial.
Cada día, intentaba escuchar las conversaciones de los demás, intentaba averiguar si aún seguías con vida o no. Y ahora que tengo la certitud que si, siento el corage y la valentía necesarios para escribirte esta carta y pedirte que nos veamos lo más pronto posible.
No quería decirtelo en esta carta, pero... Mis padres piensan que ya va siendo la hora de que me case y si tú no apareces dentro de poco, no podre si no acceptar casarme con un desconocido.
Verdaderamente y cariñosamente tuya,
Margarita.
