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Bonjour,

voici le texte :

parece que fue ayer cuando jugaba con mis amigos en el pueblo donde pasaba todos los veranos . era el pueblo de mi padre y teniamos una casa Me acuerdo de todos los olores cuando haciamos barbacoas en la fiesta mayor donde siempre coincida con el . nos conocimos en el verano del 1990 yo tenia 15 anos no recuerdo muy bien como fue nuestro primer encuentro pero entre nosotros surgio un bonito amor de juventud Al volver al pueblo diez anos después de aquel verano un dia mientras estaba con toda la pandilla unas risas y tirandonos agua para sofocar nuestro calor alguien pino por destras y me tiro un cubo entero de agua me giré superenfadada y cual fue mi sorpresa al ver que era el

utilise ces mots pour créer une fin heureuse ou triste :

su cara - su sonrisa - (no) haber cambiado - otro/elmismo - (no) reconocerlo - sentir - nada- la emocion - (no) querer olvidar -acabarse - empezar - la nueve historia

Merci d'avance


Sagot :

Parece que fue ayer cuando jugaba con mis amigos en el pueblo donde pasaba todos los veranos. Era el pueblo de mi padre y teníamos una casa allí. Me acuerdo de todos los olores cuando hacíamos barbacoas en la Fiesta Mayor donde siempre coincida con él. Nos conocimos en el verano de 1990. Yo tenía 15 años; no recuerdo muy bien como fue nuestro primer encuentro pero entre nosotros surgió un bonito amor de juventud. Al volver al pueblo diez años después de aquel verano, un día mientras estaba con toda la pandilla, entre risas y tirándonos agua para sofocar nuestro calor, alguien vino por detrás y me tiró un cubo entero de agua. Me giré superenfadada y cual fue mi sorpresa, al ver que era él. Vi su cara y su sonrisa y sentí la emoción de reconocerle. Era el mismo, no había cambiado  nada su sentido del humor. Fue como si empezara de nuevo la historia de amor que vivimos en ese verano de mi adolescencia, aunque más bien, era la continuación de ella, porque como ninguno de los dos quiso ni pudo olvidar lo vivido, la historia no pudo acabar; creció en nuestros corazones, y se hizo mayor. Ahora a mis 25 años, se consolidaron nuestros afectos y nuestros recuerdos y finalmente, en medio de cubetazos de agua, me gritó que me amaba y me propuso matrimonio. Yo, sencillamente: ¡acepté! porque también le amo inmensamente.