El texto ilustra una costumbre muy española en el trato familiar y social, entre amigos e incluso entre desconocidos.
Los españoles son muy dados al contacto personal con los demás, sean conocidos o no, jóvenes o mayores, hombres, mujeres o niños.
Cuando se suben a un ascensor incluso hacen contacto con los otros usuarios del ascensor, así no le conozcan.
Cuando pasean, van tomados de la mano o del brazo, así no sean familiares.
Y cuando hablan tratan de establecer algún contacto, o tocar a su interlocutor como una forma de acaparar o lograr su total atención.
Algo muy español (aunque, como comentario propio puedo decir que también se observa esta misma actitud, en los italianos).